He pintado un montón de cosas diferentes en las barriguitas de mis embarazadas, pero cuál fue mi sorpresa cuando esta mami me explicó lo que quería que le dibujase.
Me llamó por teléfono y me dijo que quería pintar el oficio de su padre, es decir el del abuelo del bebé. Hasta ahí todo normal, porque precisamente esto es lo que más me gusta hacer, esta parte creativa, la del boceto.
El boceto lo elaboro a partir de las ideas que me dan las mamis: un niño subido en una moto porque al papá es aficionado a las carreras, una princesa Leia porque son unos locos de Star Wars, un bebé DJ con sus cascos de música y altavoces a todo volumen, un sin fin de ideas cada cual más divertida.
Pero esta vez, ha sido lo más original que he hecho. Me comenzó a hablar de que quería que dibujase la profesión de su padre, que había sido heredada de varias generaciones anteriores y que probablemente fuese la única persona en Asturias que la ejerciese. Consiguió intrigarme y siguió diciéndome, «No sé si conocerás a mi padre. Verás mi padre es barquillero, tiene una empresa familiar que se dedica a hacer barquillos, es Barquillos Pelayo en Avilés.» Y la verdad, cómo no voy a conocer a Guillermo Pelayo, el barquillero, ¡¡con lo ricos que son sus barquillos!!
La mami estaba loca de contenta pero no sabía bien la ilusión que a mi me hacia poder hacer este curioso dibujo.
Y para mayor alegría mía y de mi familia, (sobre todo de dos que yo me sé) al finalizar la sesión, aquí estaba Guillermo con una bolsita llena de barquillos para que me los llevase a casa. No sólo tiene unas manos divinas para elaborar sus maravillosos barquillos sino que además sigue siendo esa grandísima persona, amable, cercana, y detallista de siempre. Bueno, le noté algo más, le noté un brillo especial cada vez que hablaba de su futuro nieto.
¡¡Muchas gracias familia Pelayo!! ¡Mucha suerte papis de Mateo¡